El 5 de octubre es un día importante para la historia de nuestra vecina Portugal, ese país que en España solemos dejar un poco de lado pero que acaba enamorando a todos aquellos que lo visitan. Y es que el 5 de octubre es curiosamente la misma fecha, aunque en diferentes años, en la que por un lado se confirmó la independencia del reino de León de este nuevo reino ibérico, mientras que a la vez, muchos siglos más tarde, se produjo también el final de su monarquía y la proclamación de la república lusa.
Aprovechando estas efemérides vamos a realizar un pequeño repaso por la historia de las relaciones entre Portugal y Aragón, las cuales llegaron a ser muy estrechas en ciertos momentos. Comenzamos por ese 5 de octubre del año 1143, día en el que se firmó el Tratado de Zamora y que suele ser considerado como el momento de la creación oficial del reino de Portugal. El rey Alfonso VI de León, el famoso monarca que conquistó Toledo a los musulmanes y que es uno de los protagonistas del Cantar del Mío Cid, cedió a una de sus hijas, Teresa Alfónsez, el dominio sobre el condado de Portugal, por entonces perteneciente al reino leonés. Teresa se casó con Enrique de Borgoña, y aprovechando las circunstancias del momento, como por ejemplo la gran invasión de los almorávides de la península Ibérica, comenzaron a gobernar sus dominios con una independencia cada vez mayor, hasta el punto que su hijo, Alfonso I, acabó siendo reconocido en ese Tratado de Zamora antes mencionado como el primer rey independiente de Portugal. Nacía así un nuevo protagonista político en la península en un momento en el que más al este se estaba conformando el germen de lo que acabaría siendo la Corona de Aragón.
Aragón y Portugal, separados geográficamente por ese gigante leonés y luego castellano, llegaron a compartir intereses en diferentes ocasiones. Una de las protagonistas más conocidas de estas relaciones fue la princesa Isabel, más conocida como Santa Isabel de Portugal. Isabel nació en Zaragoza y fue hija del rey Pedro III de Aragón y de Constanza de Sicilia, y en el año 1282 se casó con el rey Dionis I de Portugal. Allí realizó un papel benéfico muy importante hacia los más desfavorecidos, lo que le valió que siglos más tarde fuera santificada por el Papa. Pero además fue también una figura política clave de su tiempo, interviniendo en las relaciones diplomáticas de los reinos hispanos.
Avanzando unos pocos años más en el tiempo, y aprovechando la relación de parentesco, Jaime II de Aragón, hermano de Santa Isabel, organizó a finales de ese siglo XIII toda una gran alianza entre la Corona de Aragón, Portugal y otras figuras del momento para tratar de conseguir que Castilla y León quedaran separados en dos reinos diferentes y así debilitarles y evitar su hegemonía. No consiguió su objetivo, pero fruto de esa alianza luso-aragonesa, aderezada con otras circunstancias, logró conquistar para la Corona de Aragón las tierras que hoy comprenden la provincia de Alicante, cambiando así el mapa hispano para siempre.
Pero no siempre hubo tan buenas relaciones entre ambas partes. Por ejemplo, en la Guerra de Sucesión Castellana que se desató a la muerte de Enrique IV de Castilla en 1474, la Corona de Aragón y Portugal estuvieron en bandos enfrentados. Por un lado, el rey luso Alfonso V reclamaba el trono castellano para su esposa Juana, única hija del fallecido rey Enrique. Por el otro lado, también reclamaba el trono de su hermanastro la infanta Isabel, casada con Fernando de Aragón y quienes finalmente consiguieron ganar el conflicto, convirtiéndose en los Reyes Católicos. Más adelante, y con otras dinastías en ambos tronos, llegamos al año 1648 en el que el castellano Rodrigo de Silva Mendoza, duque consorte de Híjar, organizó una conspiración para rebelarse contra el rey Felipe IV de Habsburgo y, con la ayuda de Francia, convertirse en rey de Aragón. Pero la cosa no se quedó ahí, pues también ofreció a Juan IV de Portugal, quien también estaba en guerra con el rey Felipe que, si daba ayuda a su causa, el duque de Híjar facilitaría las negociaciones para que Portugal se quedara con Galicia.
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Y por fin llegamos al otro 5 de octubre pero del año 1910. La monarquía portuguesa con la dinastía Braganza Sajonia-Coburgo y Gotha llevaba tiempo en una importante crisis de descrédito popular. En 1908 un atentado en Lisboa acabó con la vida del rey Carlos I y de su primogénito y heredero, el príncipe Luis Felipe. Por ello, y aunque no había estado destinado a sentarse en el trono, el siguiente hijo varón del rey, el príncipe Manuel, se convirtió en Manuel II de Portugal. Y a pesar de no ser él en particular alguien mal considerado, la crisis que vivía la monarquía hizo que el 4 de octubre de 1910 se iniciara una revolución en Lisboa en favor de la república. Esta no tuvo tampoco muchos apoyos, pero aún había menos partidarios en favor de la monarquía de modo que, al día siguiente, Manuel II se marchó al exilio poniendo fin a la historia de la monarquía en el país vecino el mismo día en el que se cumplían 767 años del reconocimiento del primer monarca portugués. Ironías de la historia.
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